Un día, siendo yo un año más joven y con más cabellera, Maria Teresa Campos montó en cólera cuando los responsables de Telecinco decidieron trasladar el cartel con su foto que estaba colgado en los pasillos de la cadena a otro lado más apartado, para colgar el de Belén Esteban en su lugar. Montó en cólera la Campos y con razón. Pues aunque en esta vida todos somos iguales en la consideración eterna y natural, algunos hacen más méritos que otros en lo profesional para recibir homenajes.
El caso es que desde entonces, la Campos no traga a "la princesa del pueblo". Ésta, la princesa, defendió el cambio de retratos colgados diciendo que todos son iguales y que ella le ha dado mucho a la cadena amiga. Cierto es que le ha dado mucho a la infumable Telecinco, pero incierto es que una analfabeta funcional soez que solo sabe meter voces y decir estupideces incoherentes sobre Jesulín y su hija, y que se jacta de no saber ni la tabla de multiplicar mientras le cuentan los billetes que le pagan en cada aparición, se merezca mayor respeto profesional o el mismo respeto profesional que monstruos consagrados de la comunicación como María Teresa Campos o Ana Rosa Quintana. Que no es que sean santas de mi devoción, pero es de justos reconocer los méritos como profesionales de la comunicación con una larguísima trayectoria a sus espaldas. Luego creo que si la cadena amiga tuviera un pelin de gusto y respeto por los buenos comunicadores, independientemente de sus sectarias opinones ideológicas, Belén Esteban jamás debería estar entre Jesús Puente, Mercedes Milá, Ana Rosa Quintana o la propia Campos. Debería simplemente no estar en ninguna parte que se muestre como ejemplo de nada.
Creo yo vamos.
A estas tres pencas no las soporto, cambio de canal.
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