Cuestiones que merecen un cambio

Carta dirigida a la LNE en la sección Cartas al director, por este humile servidor que escribe.


Leo con alivio las opiniones de militantes PPeros indignados y predispuestos, que espero y deseo se convierta en un cisma dentro del PP asturiano tras la no elección de Cascos. Y lo leo con satisfacción pues este tipo de actitudes tomadas desde el desprecio al votante, lo que se merecen es una revuelta.

Las grandes conquistas sociales y políticas siempre han ido de la mano de grandes revoluciones y revueltas.
Ya no es el hecho en sí de la no elección de Cascos. Es el hecho del desprecio al votante, a la opinión de la
calle, del currito, de la persona en paro, de la persona que sufre las malas comunicaciones, de la persona deseosa de cambios que afecten y mejoren su vida. Es el hecho del desprecio a la ilusión mayoritaria de la gente, ninguneada por los intereses de caciques sujetos a los que la opinión de la gente que habitualemnte vota, les importa absolutamente nada.

Y lo que más duele es como después de tomar este tipo de decisiones que desprecian la voluntad de la mayoría de una región, son capaces de mentar el populismo para volver a colar esa careta despreciable de políticos de mierda cuyo interés por el ascenso, por el poder, por la vida pensionada, las pagas por cargo, las dietas y demás complementos, son el único aliciente válido.

El pueblo tiene la clase política que se merece. El pueblo tiene los medios que se merecen. Cuando el pueblo se relaja, se duerme y adopta un pasotismo sobre quien le gobierna o le informa, el caciquismo surge como hábito. Y el caciquismo y la vida cómoda son elementos suficientes para manipular voluntades.

No es el hecho de no haber elegido a Cascos, que también. Es el hecho, aún más grave e indignante, de despreciar la opinión del modesto, del votante que da o quita mayorías absolutas. De la persona a la que luego, cuando de los mitines dependan los cargos, se acudirá para utilizarla y manipularla.

Hemos sufrido todos estos años el desgraciado accidente de tener a un tal ZP como gobernante. Tenemos ante nosootrs la oportunidad de cambiar a ZP por un tal Rajoy. Un Rajoy que encarna por complejo, la nueva fashion descripción del pijoprogre del PP moderado e huidizo. Del pijoprogre de centro, que se esconde tras el complejo de ser de derechas.

Gentes que se plantan delante de un micrófono o delante de cientos de periodistas con el miedo de quien se sabe limitado, y temeroso de que le etiqueten. La época más brillante del PP fue aquella en la que los complejos eran menores.Pues una persona acomplejada, generalmente suele ser una persona insegura, frágil,
desconfiada y envidiosa. Calificativos que con base política acaban siendo nefastos para cubrir de calidad las gestiones.Cuando el PP perdió la apuesta social, fue precisamente cuando intentó parecerse a de la otra orilla.

Una gran parte de militantes y votantes del PP tienen ante sí la oportunidad de rebelarse contra el complejo. De rebelarse por la prosperidad.

Un fontanero o un funcionario no puede decidir por un político. Eligen sus representantes. Y cuando sus representantes no le representan y están más bien por asegurar sus respectivas cuentas corrientes, del votante depende que eso se termine. Se acabe.

Tenemos un partido llamado Psoe y otro PP, que por eso del costumbrismo y el pasotismo, son los únicos dos valores que se juegan la mayoría de los cuartos políticos. Y por eso, en determinadas o muchas o cada vez más presentes ocasiones, la opinión del pueblo les importa una puta mierda. Tanta como para despreciarla buscando sus propios intereses. Ese pasotismo en el pueblo, es letal para sus intereses.

Del pasotismo a la rebelión se camina por los senderos de la prosperidad. De no existir tales senderos, hay que hacerlos o sentarse a esperar lo mismo de siempre.