CAPITULO PRIMERO
Érase una vez una bella damisela, que manos en los bolsillos de los pantalones paseaba alegremente por el campo San Francisco ajena al mundanal y turbio mundo de la competitividad. Ella, concejala del consistorio ovetense, caminaba golpeando con sus zapatos verdes de medio tacón las hojas resecas que decoraban el paseo de los alamos Los pajarillos la silbaban y ella sonreía alzando la mirada a las copas de los árboles, sintiendo la suave brisa otoñal de una mañana soleada ovetense. De pronto y a lo lejos, un caballero engalanado a los lomos de un caballo blanco bien adiestrado en saltos de hipodromos, cabalga con firmeza hacia la damisela.Ella se para. Observa el cabalgar alegre y vigoroso del caballero que se acerca.
¿Será un enmascarado que viene a rescatarme?- preguntose.
Pues no. Era el hidalgo alguacil del consistorio oventese, que cuerda en mano, enlazó el cuello de la bella e inocente princesa consistorial, acercándola con suavidad hacia las patas del caballo.
"Tú serás la sparring. Verás como te mola". comentole el hidalgo caballero.
"Sparring??... de qué me hablas poderoso caballero hidalgués??- dijo con voz titubeante la hermosa e inocente princesa consistorial de nombre Isabel.
"La sparring para luchar contra el malvado Cascos. Aquel de Yelmo forjado en la piel y con cara de hijo de la gran puta"- apostilló el hidalgo a caballo.
"Asústesme, poderoso caballero. Nada sé de enfrentamientos. Nada sé de polémicas y solo soy una humilde pasajera con muy mala hostia que a veces se me va la pinza, pero incapaz de plantar cara a tan bestial fiera de la oscuridad"- pronunció sonrojada.
"No te preocupes Isabel. Por mi forja y mis cojones que tú serás capaz de de aguantar el embite y serás la elegida por el rey. Que nunca recordará tu nombre pero que a mayor gloria te llevará a los altares"- Sostuvo el patrón de la ley y orden ovetense.
"Bueno, pues vale... pero ¿¿no me dejareis sóla, verdad poderoso hidalgo??
"Jamás!!.. yo atenderé mi asuntos de Vetusta, pero en tí estará dedicado Ovidio. Campechano obrero y fiel seguidor de nuestras prebendas, que será tu luz, tu amanecer y el guía de sueños. Él te guiará por el sabio camino de la victoria.- ...
"Oh.. mi señor. Ovidio ha perdido mil batallas... ¿¿como puede llevarme él por el camino de la victoria ante tan magnificiente bestia del mal??- Asustada la joven Isabel.
-Lo hará. Sabe perder y apenas tiene remordimientos ante tanta derrota. Es un gran fajador y te enseñará a desenvolverte en el peor de los ridículos, en las peroes adversidades, en la peor de las batallas"- Le dijo el hidalgo imponiendole sus manos.
- "Oh mi señor... ¿¿me estás preparando para la derrota?? ¿¿y por qué yo y no otra??-
-"En nuestro reino, la derrotas son tan dulces como las victorias. Asúmelo y calla. Recibirás la protección de los caballeros Ovidio y Goñi-
Dicho esto el caballero dió vuelta sobre si mismo, y se fue al galope formando un remolino de viento alrededor de la pobre Isabel.
Sentose ella desconsolada en un banco de la alameda. Los pájaros ya no cantaban. El cielo se había cubierto y su cara había cambiado el gesto. No había dulzura ni color angelical. Había humo, fuego en los ojos... mala hostia en general, vaya.
-HIJOS DE PUTAAAAAAAAAAAAAAA!!- fueron sus últimas palabras antes de emprender el regreso a la corte consistorial.
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