Al hilo del post de más abajo, otro ejemplo de endiosamiento e impunidad es el de Urdangarin. Un torpe miembro casual de la casa real, que se creyó con derecho estúpido de estar por encima de las leyes que rigen sobre los comunes mortales. Ese endiosamiento lo confundió él con una serie de actos eticamente reprobables y otra serie de actos delictivos obrados con una torpeza digna del ramalazo genético real.
Urdangarin hizo malversación de fondos y estafa, como quien juega al monopoli. Quizás pensando que de ello nunca se sabría. Como en la casa real abundan los asesores acostumbrados a limpiar el terreno por donde pisan sus majestades, alguien, hace años, hizo ver que las conductas del yerno no eran adecuadas. Y lo que es más grave, pegaban un cantazo de dimensiones galácticas. Por lo que más tarde o más temprano, se haría eco informativamente de éstas y del goloso efecto de descubrir las corruptelas asociadas a personajes de tanto calado e inquina.
Por tanto, se procedió a largar a la infanta, al yerno torpe y vástagos, al otro lado del charco. Pensando que con tiempo suficiente y una crisis económica convulsa en ciernes, el asunto acabaría por disiparse.
El caso es que Urdangarin ha sido cazado y el juez, tras comprobar que su decisión no tiene la reprimenda real, está decidido a juzgar con más o menos objetividad(ya se verá) el delito a luces del yerno.
De lo que nadie en el reino duda, es que la "tocada" casa real será respetada en sangre. Nadie tocará a la infanta, pese a que muchos documentos escabrosos llevaban la firma Cristina. Seguramente en este caso, el gen borbónico será convertido en exculpación por los magistrados.
Me cuesta mucho entender como alguien con tanto dinero, con una herencia familiar de clase alta como es Urdangarin, acabe trapicheando subvenciones millonarias con el riesgo que ello conlleva. Ahora se preocupa el hombre de defender su honorabilidad. Ahora. Un tipo de buena posición, deportista de éxitos, de familia adinerada, envuelto en la erótica de sentirse un Dios impune a las leyes del currito.
Seguramente la diferencia entre un tonto con poder y un listo con poder, es que el segundo sabe meter goles después de entender donde juega. En el caso de Urdangarin,queda claro que solo supo meter goles en una cancha de balonmano. Cazado por la torpeza. Torpeza tan grande que nadie ha sido capaz de despistar.
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