Cuando Cascos se decidió a cerrar la TPA y a redireccionar la gestión de patronatos como el Niemeyer, poco menos que le comieron. Aquello era "intolerable" por razones obvias que se han puesto en evidencia pocos meses después.
Hoy Asturias, ya gobernada por los de siempre, sufre de una parálisis de ideas y de gestión que encima se acrecenta con un conflicto sanitario que está provocando un auténtico caos en la sanidad asturiana. La administración mete mano en la sanidad pero ni toca la TPA ni por supuesto los chiringuitos sociatas. Nadie sin embargo se echa las manos a la cabeza. Y basicamente eso es así porque aquí no hay más que gente que asumen el fracaso y la apatía de esta región como algo normal e incluso menos importante que otros asuntos que en principio deberian importar muy poco.
No salgo de mi asombro cuando escucho y leo continuamente tanto en medios como en la calle hablar continuamente sobre Cataluña, pero poco o nada hablar sobre lo que toca en esta región. Sobre los conflictos que rodean a la región en dónde viven.
Es evidente que Asturias sobrevive de la subvención salida de todas aquellas regiones, entre ellas Cataluña, que más generan. Pero es bien triste que cualqueir arrebato de cambiar las cosas, por iniciativas de competitividad privada, se acabe matando por las jerarquias políticas acomodadas, y que disponen de los poderes y las gestiones como quien tutela una empresa suya.
Y así nos va.
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