En plena crisis y con los mercados ahogando la prima riesgo del país, Rajoy anda de celebración allí por dónde pasta. Hoy lo ha hecho en el Palacio Calatrava. Obra magnificiente del gabinismo más cesáreo. Allí le ha dicho a 4000 personas que Asturias es PPera. E incluso alardeo de que el segundo round se lo va a ganar y de largo a Cascos, evitando así incluso que Cascos pueda tener un solo escaño por Asturias.
Esos sondeos internos del PP reparten los ocho diputados de la olvidada Asturias entre Psoe y PP. De esta manera la Asturias rebelde al bipartidismo de Mayo parece volver al redil, al docilismo y a la parsimonia del chigre y el lamento.
Es posible que eso sea así. Es posible que el babayismo triunfalista de Rajoy, acomplejado en mediocridad, efectivamente le lleve a posicionarse en la barrera galáctica de arrasar allí por donde pose el huevo. Aunque a diferencia de los grandes triunfos electorales engalanados de entusiasmo entre las gentes, como fue los de Felipe Gonzalez en el 82 y Aznar en el 96, lo cierto es que el éxito de Rajoy será porque lo otro, la otra parte del bipartidismo es tan mala, tan ciertamente catastrófica, que eld esesperado, el parado, el que no tiene futuro, le votará a él con la nariz tapada. Quizás Rajoy confunda tal borrachera de éxito con prestigiar su figura. Nada más lejos. Rajoy de no arreglar el país en cuatro años(cuestión harta complicada) sufrirá en la misma proporción tal derrota, que seguramente el PP tendrá que recoger las cenizas de su propio cadaver.
Hasta que eso ocurra, Rajoy se pasea por España como el Cid Campeador, entre laureles triunfales y permitiendose la sobrades de minimizar los resultados de aquellos que le abofetearon en mayo.
Foro Asturias tendrá peores resultados que en mayo, es evidente. Pero, no sé porqué me da, que aunque sea por joder tanta sobradez, el escaño o los dos escaños, no se los va a quitar ni tanta marea rajoidista.
Y si eso es así, por muchos errores que cometa Foro, solo podré decir que me alegro. Pues no hay peor retrato de una sociedad, que elevar a los altares a un mediocre. Lo hizo este país con Zapatero, y repetirá acción con el gallego.
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