Gobernar en tiempos de extrema crisis como la de ahora, no es un premio para casi nadie. No hay dinero para nada, todo se desenvuelve en recortes y más recortes, y cualquier acto de inversión y proyecto se diluyen en programas electorales incumplidos de antemano.
Por eso, no es menos cierto que Foro Asturias va a ganar más en la oposición que teniendo que administrar unas cuentas paupérrimas sometidas a controles de deficit extremos. Cederle el testigo a Javier Fernández en ese sentido, creo que ha sido hasta un alivio.
Ya digo que los ocho meses de Cascos en el gobierno fueron un quiero y no puedo. Obstaculizado por una crisis intensa y por un acuerdo entre PP y Psoe de boicotear cualquier intento de plantear un escenario de control de gastos y recortes que derivó en rechazar un presupuesto elaborado por Cascos que recogía las necesidades de recortar.
En ese presupuesto Foro no atendía recortes ni en sanidad ni en educación. Obsesiones compulsivas del imbécil de Rajoy más el cretino de Montoro que han costado a Asturias no pasar ese examen planteado a la fiscalidad de las cuentas autonómicas. Más bien lo de Asturias es una cuestión política, que una realidad de mala solvencia de las arcas. A Andalucía y Cataluña les han consentido sin embargo de todo, incluso pasar ese control de pandereta.
El caso es que lo que más me sorprende es la instauración del régimen mediático de no entorpecer ni molestar al Psoe desde el segundo cero. Una vez consumado el pacto de la izquierda, se ha levantado otra vez el efecto de mirar hacia otro lado y comprender a base de silencio. A LNE ya no le urge arremeter desde el minuto uno contra el gobierno. Ni a la TPA. En todo caso, lo que pretenden tanto Psoe como PP como medios adlateres como LNE o TPA, es echarle la culpa a Foro y sus siete meses, de tantos años de fiesta socialista en Asturias.
Lo conseguirán??... más bien diría que no. Que lo que le viene encima al Psoe y al silencio sepulcral del PP es afrontar la decandecia de esta región, mientras Foro rearma sus opciones de liderazgo político con nuevas caras, en una región muy necesitada de aires políticos nuevos.
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