miércoles, 2 de mayo de 2012

El descenso anunciado

Era un descenso anunciado por esa costumbre de andar siempre al filo del acantilado, que es donde siempre se ha movido el Sporting en los últimos años.

De este descenso tienen la culpa casi todos. Primero los que confeccionaron en la estúpida confianza de jugar con fuego, una plantilla mediocre, desprendiendose de jugadores claves que aportaban goles decisivos como Diego Castro, y cuya ausencia no fue repuesta. Los responsables de la nefasta planificación deportiva están identificados: Emilio De Dios y Manolo Preciado. Ambos ya no están en el club. Y aunque als egundo se le echa de menos en el aporte vitáminico moral que le daba al club y a los jugadores, no es menos cierto su responsabilidad en no exigir refuerzos acordes e ignorar ofertas de jugadores que se le hicieron al Sporting que hubieran sido esenciales. Caso de Raúl Tamudo. Caso del fichaje de Nino. Caso del poco empeño que tuvieron en intentar mantener a Diego Castro.

El Sporting deberá pues buscar un entrenador de caracter, pero que no se obsesione con prejuicios personales. Y a partir de ahí, confeccionar una plantilla con jugadores de la casa, y quien venga de fuera, que sea para aportar calidad y algo que no dé mareo. De pufos futbolísticos vamos servidos. Y de responsabilidad de Fernández también. El máximo accionista del sporting que confía los designios del Sporting a contratar jugadores de mierda a través de intermediarios concretos, de los que también participa.

Ayoze, Trejo, Sangoy, Ricardo, Damian Suarez... son el grueso de los últimos fichajes y que no han aportado nada al plano deportivo.

Contrasta esto con las lágrimas de Mate Bilic tras consumarse el descenso. El croata lleva muchos años en Gijón, se siente querido en Gijón, le ha dado mucho a este club, y sin embargo ha conseguido este años el mejor promedio de goles en función de los minutos jugados. Preciado le marginó toda la temporada dándole el peso atacante a Barral. Esa es otra.

Alberto Lora, que es un jugador imprescindible en este equipo, nos demostró a todos que no hace falta nacer en Gijón, para morir deportivamente por este equipo. El jugador, un comodin resolutivo allá donde juegue, rompía llorar desconsoladamente. Su imagen me hizo emocionarme a mi también. En él confíamos los sportinguistas el regreso del equipo a la élite.

El Sporting tiene cantera para armar el futuro de una manera razonable. Para conseguirlo, hay que exigir la marcha de Fernández del club. El cáncer de tantos años sigue sin ser extirpado.

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