lunes, 2 de mayo de 2011

Rot in hell

Murió el ente. Ese objeto de deseo oscuro y origen del terrorismo islamista que llevaba desde el 11S predicando escondido el terror antiestadoundense. Ha sido hoy, y no ayer ni hace un mes, cuando Estados Unidos decidió darle el pasaporte. Uno piensa en una operación militar complicada. Soldados de élite en lugares rocosos, incómodos, perdidos, que dan con la guarida del malvado.

Pues va a ser que no. Se lo han cargado en una mansión, a pocos kilometros de Islamabad y utilizando dos helicopteros de asalto. Se lo han cargado y se han llevado el cadaver. Pero es que se han llevado el cadáver para tirarlo al mar. Nada de exposiciones del trofeo ni rubricación mortuoria del objetivo. Se lo han cargado, lo han contado y lo han tirado al mar. "Como marca la tradición" dicen por ahí. Seguramente sí, claro.

La muerte de Bin Laden le llega en un momento de baja popularidad al baloncestista Obama, lo que supondrá con seguridad una importante recuperación de su imagen. Es lo que tiene.

Bueno pues el mundo ya puede respirar tranquilo. O no, que diría nuestro querido lider de la oposición.

3 comentarios:

  1. mandarinamecánica3 de mayo de 2011, 14:14

    Despues de tanto tiempo intentando capturarle y la persona más buscada del planeta, ¿es arrojada al mar? A mi esto me suena muy extraño

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  2. no va a cambiar absolutamente nada. el mundo sigue lleno de fanaticos dispuestos a reventarse por la causa, y de hijos de puta encantados de utilizarlos para ese fin...

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