lunes, 28 de febrero de 2011

Gente rara

Alrededor de las estaciones de autobuses, del metro o de las de los trenes siempre hay gente rara. Vagabundos, gente solitaria, zumbados de todo tipo y en general desquiciados de la vida. Yo no sé qué coño tienen las estaciones para concentrar tanto número de desquiciados pero si alguien quiere hacer un retrato marginal de un país o de una ciudad sólo tiene que pasarse por una estación de autobuses, por ejemplo.

El caso es que hace unos dias me disponía a coger un autobús, cuando fuí abordado en apenas 50 metros de trayecto por dos yonkis pidiendo dinero para coger otro autobus pero con pinta de chutazo de droga, un colgao que me dijo no se qué sobre si iba a ir a una reunión y un vagabundo que me pidió dinero también para comprarse un bocata (a este último le di cincuenta céntimos, porque fue el que más confianza me dió).  Mientras esperaba la llegada del bus me metí en la cafetería a tomar un café. Y allí me encontré dos negros ofreciendo relojes y películas piratas infuncionales, y un tipo en la esquina de la barra que me miraba fijamente, con una mirada de acojonar.

Ese es el espectro típico de las estaciones. Completado logicamente por el típico viajero con sus trescientas maletas, que seguramente tendrá la misma visión que un servidor.

El caso es que la crisis está llenando este tipo de lugares de gente totalmente ida. Suelo coger a menudo este tipo de servicios y jamás he visto tanta peña perdida como ahora.

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