Cuando Dios decidió jugar al basket

De vez en cuando me suelo repetir en bucle con los temas.Creo que es evidente y alguno me lo recuerda. Y sobremanera con los temas que más me interesan o más me han marcado. El caso de Michael Jordan es uno de ellos, no lo puedo remediar. Crecí admirándole, creci intentando parecerme a él( a pesar de que ni soy negro ni alto ni era bueno), como otros muchos de mi edad que descubrimos el encanto del baloncesto de la mano de este genio. Jordan marcó una época deportiva, un estilo y ha sido el mayor referente para generaciones baloncestisticas y deportivas en general. Después de unos cuántos años desde que se retiró, los niños, allí en Harlem, en el Bronx, en las canchas del Middleton de Carolina del Sur, no quieren ser como Lebron James aunque le tengan también colgado en su habitación. Quieren ser como Michael Jordan, que es lo mismo que decir quiero ser Dios. Y la prueba de ello es que Jordan sigue facturando y de que manera. Nike sigue manteniéndole un contrato de representación por producto. Y su influencia está muy presente cada vez que se hace un mate, cada vez que alguien hace una jugada fuera de serie, cada vez que hay un all star, o cada vez que un entrenador de High school entrena a unos adolescentes. Además está presente en la mente de otros grandes de otros deportes. Para Guardiola es un mito del que incluso extrapoló enseñanzas al fútbol. Para Raúl o para Fernando Alonso también lo han nombrado como deportista de referencia. Todos se han visto en la figura de Jordan como un ejemplo a seguir. Lo curioso es que hoy se cumplen 26 años desde esto... http://www.marca.com/2012/04/20/baloncesto/nba/noticias/1334923253.html Fueron 63 puntos. Pero fue mucho más. Fue el día en que otro grande se rindió al genio. El día que Larry Bird vió a Dios jugando al baloncesto. Lo único que lamento, por lo único que me da rabia, es por no haberle visto aparecer por Oviedo a recoger un más que merecido premio principe de Asturias. Aún estamos a tiempo.