martes, 21 de junio de 2011

Cajastur

Algunos piensan que Cascos ha venido a desestabilizar absolutamente la teoría y práctica política en Asturias y las operaciones económicas que se derivan.

Cascos se está convirtiendo, sin ser presidente autonómico todavía, en un quebradero de cabeza constante para PP y Psoe. Se ha convertido en un estilete de rebeldía tan necesario como sorprendente.

La última carga de Cascos es contra la privatización de Cajastur. Algunos veiamos con cierto escepticismo la operación, pero asumiéndola como parte de la reestructuración obligada por Bruselas del sistema financiero. Operación casi hecha y que está pendiente de su rubricación en una asamblea de los consejos generales de las entidades implicadas.

Lleva bastante razón Cascos en atender la necesidad de controlar el futuro de una caja de ahorros de rendimiento histórico y abocada a perder si identidad. Cajastur conservará la marca, pero su administración y tributación pasará a residenciarse en Madrid a las órdenes de EffiBank S.A.

Es decir que Asturias verá como se marcha a Madrid un potencial activo bancario con una importante red de obra social y financiación.

Propone pues Cascos condicionar la operación a salvar parte de la identidad asturiana de la entidad, convirtiéndola en fundación publica, para que sean las administraciones públicas las que sean conscientes de las operaciones que realicen manos privadas y que afecten a los ahorros de los asturianos. Algo bastante sensato, por otra parte.

No se opone a su integración en Effibank pero sí se opone a la privatización absoluta y fiscalización fuera de los intereses de Asturias y los asturianos. Y en caso de venta de títulos de Effibank, la parte correspondiente recaiga sobre los asturianos.

Otro órdago de Cascos contra las intenciones de PP y Psoe.

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