jueves, 21 de octubre de 2010

Viendo pasar el tiempo

Tenemos a Cospedal, Arenas, otro del PP y otro más, haciendo corrillo en relación a las últimas novedades en el lamentable y penoso gobierno de José Luis. Como a los dirigentes del PP les falta básicamente maldad, tenacidad y picardía, y les sobra complejo, les pilla la conversación el típico micrófono abierto.

Tal micrófono retrata la admiración de la Cospe por el izquierdismo de la disidente de IU y nueva ministra Rosa Aguilar. Dicho micrófono revela el conformismo, sorpresa o admiración popular sobre la vuelta al felipismo, la mayor presencia pública de los nuevos cargos del gobierno y el más que posible y futuro candidato a suceder al desastroso padre de las niñas de Igor.

Rubalcaba es el elegido. Pieza sobradamente trotada, curtido en la malicia, pero de buenas o apreciables luces, que se encargará de darle la vuelta a la tortilla de las encuestas frente a un Rajoy subido a la chepa del tiempo. Minimizando el riesgo de aparentar mal y por lo tanto supeditado a la suerte o a la desgracia de lo que acontezca en los próximos dieciocho meses.

Me resulta odioso el semblante de los dirigentes del PP. Tan odioso que merecen perder. Pero su despreciable parsimonia, no tiene más delito que la que tiene el ínclito causante del desastre nacional. Por tanto, cuando el mal es menor, y no existen mayores opciones de alcanzar algo mejor, es preferible quedarse con ese “menos malo”, que es el cartel que lucirá como ganador el gallego huido y acomplejado.Unos son malos y los otros son muy malos.

Sobre los cambios acontecidos me quedo con el de Valerio. Sindicalista, diputado del Psoe y huelguista el 29s. Cocktail absoluto de contradicciones para alguien que ahora defenderá con uñas y dientes la reforma laboral impuesta, no sé si profundizándola o simplemente como efecto para aplacar los ánimos sindicales de los hermanos de cofradía ugetista.

Tenemos pues bien posicionado a Rubalcaba, a un solo escalón de la cima. Tenemos a Otegi adelantando la vuelta a las instituciones de ETA y esas buenas relaciones negociadoras con ZP.  Si la cosa se pone chunga, siempre podrán echar una mano como marca la historia. Y tenemos a Valeriano aplacando la débil revoltura gástrica sindical.

Desaparece la “miembra” a un segundo plano, bien acomodada a la secretaría de Estado. Y la Pajin, que lleva el socialismo de partido en la sangre, y que cobra la importancia de una joven heredera de Goebbels, encargada de levantar el ánimo de las masas indecisas, y de procurar utlizar sus enormes conocimientos sanitarios para anestesiar con mayor complejo si cabe, la debilidad de respuesta de Cospedales y compañía.

El posicionamiento está claro y la sorpresa/admiración Ppera también.


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