Una señora entró en una iglesia de Zaragoza y a la mujer le dió por jugar a restaurar un óleo mítico y de valor.
El resultado...
De todas formas, manda cojones que tengan que esperar a la interpretación artistica de una señora aburrida de la vida, para mandar a un grupo de restauradores para que la vuelvan al estado original. Se le echa la culpa sí, pero si no llega a ser por ella, la imagen hubiera desaparecido por el deterioro ambiental a la que estaba sometida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario