viernes, 15 de abril de 2011

Hostias no sagradas

Decía Gonzalez-Sinde que estas cosas eran más bien cuestión de acostumbrar a la gente y que por ello estaba tranquila. Y es verdad. Hay que reconocer que la ministra o ministrilla tiene toda la razón del mundo. Sabe que no hay nada como subirse al mirador del pastor para contemplar como pasta el rebaño.

La gente enseguida se acostumbra. Enseguida se bajan los brazos, se pasa por el aro y el poder acaba dominando al cordero.Ahí tenemos la ley antitabaco, que ha cerrado bares y negocios, en plena crisis, y que parecía ser el embrión de una revolución y sin embargo pues nanai de la china. Se asume, se calla, se fuma en la calle, se pasa frio o se queda uno en casa. También está pasando con la ley de la mordaza digital o ley Sinde. Movimientos de internautas que parecian dispuestos a entamarla y que han ido diluyéndose como azucarillo en el café pesado. Lo van asumiendo, que diría Sinde.

Cualquier ley, cualquier imposición, cualquier control, es posible que choque en principio con el más elemental sentido de rebeldía. Elemental y necesario. Es un ejercicio de ingeniería social que las gentes que dan vueltas y vueltas en las lavadoras del poder asumen como se asume la mayoría de las cosas, incluso la propia muerte.

Cuando dentro de unos meses se cierren las webs, los servidores o se tiren abajo muchos mecanismos de distribución de enlaces, internet dejará de ser un bonito lugar transgresor, de esparcimiento libre, de violación de la legalidad en muchos casos, para convertirse en otro instrumento controlado en donde la libertad del ser pasa obligatoriamente por el filtro de los poderes. Tenía la red cierto romanticismo, era un laberinto infinito de opciones. Un mundo virtual donde uno podía acceder a la libre configuración de sus sueños en la gratuidad, y el anonimato. Dudo mucho que vuelva a ser como antes, o que exista una capacidad de mutación por ciertos detalles inviolables que serán barreras casi inquebrantables. La sonrisa de Sinde, la tranquilidad de Sinde y el callar de los subvencionados, son prueba evidente. Quedará sin embargo en nuestros bolsillos, la limosna del canon digital, como derecho adquirido de ellos, de pernada, de ladrones de guante blanco,poderoso y consentido que le ha cortado las alas a la libertad de la gratuidad del internauta para convertirse ellos en impositores del sablaje y el robo. Y la gente lo asumirá. Como llevan asumiendo muchas cosas.

En parte reconozco que entiendo del negocio. Por tanto también entiendo ese principio básico que dice que la libertad de uno termina donde empieza la del otro. Aunque también seré dagnificado. Pero lo que más me asombra, me alucina y me indigna, pues se repite una y otra vez, es como un primer intento de rebeldía se acaba apaciguando, adormeciendo y anestesiando como otras tantas cosas en este nuestro puto país, si quien fomenta el control está apadrinado en la siniestra. Un país de idiotas tan familiarizado con asumir y callar, como dispuesto a volver a votar al Psoe. O al PP que se fuma un puro desde la comodidad de quien ve los toros desde la barrera. Se asumen las cosas como se asume la muerte.

Tenemos lo que nos merecemos. O tenemos lo que queremos. Leyes de mordaza digital, mentiras tan escandalosas del gobierno, altas traiciones tan abrumadoras, que sin embargo el tiempo olvida y ciertas, muchas mentes, resetean para volver a asumir lo que hay. Te mienten, te controlan, te manipulan... pues que se le va a hacer.

Un país que votó a Zapatero y que tiene a Belén Esteban como princesa del pueblo, se merece que le partan la cara continuamente.

Hostias no sagradas y Amén.

2 comentarios:

  1. mandarinamecánica17 de abril de 2011, 11:25

    Lo realmente terrible es la dictadura que quieren imponer al ciudadano diciendole lo que esta bien y esta mal.
    Tabaco, velocidad, internet, etc. El régimen impone sus líneas a seguir.

    Lamentablemente millones, casi la mayoria votaran al PP o al PSOE. El mismo perro con distinto collar. Y es que tenemos lo que nos merecemos.

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  2. Pues si. La gente se queja pero al final votan lo mismo. Votan, protestan un poco y luego a callar. Un bucle que se repite una y otra vez.

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